202 LLEGA FEBRERO, LLEGAN LAS CARTAS DE AMOR
Publicado el 23 enero 2014
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Llegan las cartas de San Valentín, el aniversario de los amantes de Teruel, llegas tú, a quien tanto quiero.
Lee algunos ejemplos de este tipo de cartas que han ganado un viejo concurso literario sobre este tema y busca tu propio amor, tu originalidad, y escríbele.
Nadie dijo que escribir fuera fácil, pero encontrar el camino para expresar los sentimientos, los nuestros y los de nuestros personajes, es una necesidad irrenunciable para todo aquel que quiera ser escritor.
- I Edición, 2002: Carta número 20, de Berna Wang
- II Edición, 2003: Curvo, de Gabriel Rodríguez
- III Edición, 2004: Bienes comunes, de Susana López Rubio
- IV Edición, 2005: Ángulo muerto, de María de Miguel
- V Edición, 2006: Rastros de pintura, de Matías Candeira
- VI Edición, 2007: Tarifa plana, de Delia Aguilar
- VII Edición, 2008: Asado de ternera, de Lola Sanabria
- VIII Edición, 2009: Para Elena, de Gloria Viviana Echeverría
- IX Edición, 2010: Cuna, de Isabel González
- X Edición, 2011: La distancia más corta, de Héctor Pascual
- XI Edición, 2012: La biblioteca de los sueños, de Irene Cuevas
- XII Edición, 2013: Costuras térmicas, de Adrián Gualdoni
Comentarios
Una respuesta para “202 LLEGA FEBRERO, LLEGAN LAS CARTAS DE AMOR”
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Siempre he creído que los ojos son literalmente el reflejo de la personalidad de una mujer.
En ellos yacen sus inquietudes, sus miedos, su pasado, sus pasiones, sus ambiciones.
Por eso son los ojos lo primero que veo en una mujer, siento que al verlos puedo conocer un poquito de su historia, de su esencia y de su ser.
Tus ojos, lo primero que vi en ti.
Siempre recuerdo esa mirada, fuiste la chica que enamoró por primera vez, al verte quedé enganchado en tus ojos, te miré fijamente, no pude evitarlo, sentí que de ellos brotaba cariño, calidez.
Hay veces que extraño tu mirada, tu mirada que me enamoró, que detuvo mi tiempo por un instante.
Aún hay veces que espero mirar por la ventana de algún lado, y volver a verte.
Esos hermosos ojos cafés, que solían mirarme, que me traían de regreso cuando me perdía del mundo.
Era tanto el café de tus ojos, que algunas noches, me siguen quitando el sueño.